viernes, 29 de octubre de 2010

Buenos días alegría, buenos días Señor Sol.


Son las dos de la mañana de un nuevo día.   Es un momento de mucha calma, solo puedo escuchar el sonido de la refrigeradora y el bullicio de mis intestinos.  Creo que los masticados aunque a la fuerza les hago ganas, no siempre me caen bien.  ¿Cómo están tod@s?,  ¿Cómo siguió mi papá?   Espero que todo vaya bien, aún en medio de las tribulaciones.  Ayer tuve un día con sus altibajos, pues tuve momentos donde sentí que nada estaba pasando.  Por la tarde me di un pestañazo de una hora más o menos, me cayó muy bien, pues antenoche no pude dormir casi nada.   Me sentía cansado, pero tan cansado que cuando quería pegar los ojos, las famosas pesadillas y alucinaciones no me dejaban dormir.  Entonces la hora que dormí por la tarde me dio ánimo de darme un duchazo, la respectiva rasurada y a las 5 de la tarde ya estaba mejor.  A las siete tuvimos una sesión con l@s voluntari@s del proyecto  para escuchar a Steve que nos vino a hablar sobre el café y los proyectos.  A pesar de que no tuvimos mucho tiempo para convocar  al grupo, la audiencia fue muy buena.  Nos dimos el respectivo masticado.  A las 9:30 concluyó la reunión.  Inmediatamente me fui a acostar y gracias a Dios pude dormir de las 10:30 hasta las 12:15 cuando el famoso dolor me despertó y es por ello que me encuentro en estos momentos escribiéndoles unas cuantas líneas.  Ayer estuve reflexionando a cerca de los últimos acontecimientos familiares y el asunto que nos ha tenido a todos en mucho estrés y preocupación.  Quiero pedirles de que por favor, bajo cualquier motivo o circunstancias no bajen la moral.  Yo sé que mi salud y las complicaciones los han venido a entristecer más.   A veces quisiera encontrar  las fuerzas para sobreponerme y de enfrentar la enfermedad  silenciosamente, pero, lamentablemente soy Miranda y aún con lo difícil que resulta el hecho de enfrentar la verdad y no esconder nada, no solo me causa conflictos morales, pues al decir lo que estoy sintiendo les afecta a todos.  Lo bueno de todo esto es ver el lado positivo de la enfermedad.  El hecho de saber de que ustedes están orando y pidiendo a Dios no solo por mi salud, sino, porque Dios vele y proteja a Yoly, Daniel y Florecita me alegran y me da paz profunda.  He estado recordando las palabras de cada uno de ustedes, especialmente las de Estuardo al decirme que en las reuniones que están teniendo como familia al decir que no me preocupe de nada, pues al momento de que Dios disponga llevarme, mi familia no estará  desamparada, ni mucho menos olvidada.  Esto sí que me alienta, pues el exilio es duro, el estar lejos de la familia en estos momentos es hasta cierto punto doloroso.  Muchos amigos que han estado fuera del país y han regresado me comentan lo doloroso que es esta situación.  Aunque yo les confieso que Dios ha sido tan maravilloso, pues ahora he visto el apoyo de tanta gente no solo guatemalteca, sino he tenido la bendición de Dios de verme rodeado de colombianos, bolivianos, mexicanos, brasileños, sin olvidar a los canadienses que me tienen admirados pues no falta un día sin visitas, llamadas de teléfono o de otros gestos.  Al final debemos de ver la vida con optimismo y gratitud a Dios porque hemos podido superar las fronteras humanas y sentirnos en el mundo que formó sin importar razas, credos u origen.

Les cuento que hace unos días estuve buscando unos documentos y recortes de diarios sobre mi vida.  Me encontré el de Prensa Libre cuando iba de salida del país.  El título dice “Miranda Sale al Exilio” con fecha 29 de junio de 1,993.  Se me juntaron los recuerdos, especialmente los momentos duros en Chiapas y el regreso al país.  Bueno tal como recuerdan antes de venir a Canadá me tocaron momentos duros a enfrentar.  La anécdota que les quiero recordar es aquella que sucedió el 23 de mayo, dos días después del cumpleaños de Willie.  Si no estoy equivocado era un domingo por la tarde, recibí la visita sorpresa de Fredy que llegó a buscarme al lugar donde estaba escondido para avisarme que Serrano Elías presidente de Guatemala de ese entonces iba a darse un alto golpe de estado y que iban a suspender las garantías constitucionales.  ¿Cuáles?, al haber estado de sitio y el rompimiento constitucional iban a comprometer más aún mi seguridad.  En fin Fredy organizó con los brigadistas mi salida y coordinó la salida de Yoly y los niños para salir del país, los brigadistas de paz que nos acompañaban en ese entonces eran de Noruega y un estadounidense llamado Timoteo.  En el acompañamiento a la frontera aparecieron, además de Fredy y de los brigadistas el infaltable Donaldo, Julio y alguien más que no recuerdo.  Llegamos a la frontera más o menos a las 8 de la noche.  Ya estando en la frontera los famosos brigadistas empezaron a tomarnos fotos y se dieron los abrazos tristes y prolongados.  Creo que no cumplimos el objetivo de salir desapercibidamente.  Recuerdo aún ese primer intento de salir del país.  Era una noche lluviosa y obscura.  Nuestras maletas eran muy pesadas y contratamos a unos famosos ladronzuelos o que digo bicicleteros para que pasara a Yoly y a los niños pues para ese entonces tenían dos años y tres y medio.  Nosotros con Fredy caminamos sobre el puente Cabus,  siguiendo al bicicletero que tenía la misión de pasar al resto de la familia y la tarea de husmear  el equipaje.  Vaya si no soy expertos, ni cuenta nos dimos que nos robaron $600 que iban supuestamente en la ropa del equipaje.  Cuando llegamos al otro lado o al estado mexicano nos dimos cuenta del robo cuando queríamos comprar algo para comer o para buscar un taxi que nos llevara al lugar asignado.  Fredy empezó a buscar a los contactos que no aparecieron tal como lo planificado.  Ya cansados y con Daniel en brazos es llanto por un dolor de oídos que le estaba atacando y con la ropa empapada, decidimos con Fredy en buscar un hotel para pasar la noche en tanto se reportaban los contactos.  Después de un rato de búsqueda encontramos un hotel que enfrente tenía una fila de personas que iban en búsqueda del norte.  Ya con la familia en una habitación segura nos fuimos con Fredy a buscar algo para masticar.  Las calles de Tuxtla estaban anegadas de agua por la lluvia.  Caminamos unas cuadras y finalmente vimos una carreta que era venta de tacos.  Pedimos unos al Pastor y algo más, incluyendo algunas bebidas.  Ya con una habitación, con ropa seca y una cama para dormir, nos rendimos profundamente.  El siguiente día llegó y Fredy se fue en busca de los famosos contactos hasta lograr un lugar seguro para hospedarnos en tanto se veía lo que pasaría.  Nos fuimos a una casa donde nos asignaron una habitación con una cama de madera sin colchón, le  pusimos ropa  sobre las tablas para que los niños no sintieran lo rústico de la madera.  Esta allí los hijos se nos enfermaron de varicela.  Afortunadamente Yoly llevaba medicina y los empezó a tratar, para bajarles la fiebre usábamos una manguera y así aliviábamos la molestias de la fiebre y la temperatura del lugar que si no estoy equivocado era de 38 grados, y con una humedad espantosa.  Los hijos se las ingeniaron para jugar, Florecita empezó a emular el acento de la región y decía algunas frases tal como los lugareños.  Teníamos miedo de salir, pues nuestra preocupación era de que nos identificaran y que nos deportaran de nuevo a Guatemala.  Fredy se fue para San Marcos y luego regresó con algunas cosas para comer.  Aprovechando su visita le pedimos que nos acompañara al supermercado para ir a comprar lo indispensable que nos faltaba.  Gracias a Dios Yoly había escondido otra parte del dinero que llevábamos para ir a las famosas compras.  Ya con comida y los hijos mejorando de la fiebre y de la enfermedad nos fuimos relajando para tomar la decisión a tomar.  El problema se había complicado pues tal como Fredy lo había vaticinado el famoso Marrano Elías dio el golpe de estado y disolvió todos los poderes del estado.  El movimiento social estaba haciendo la presión para restituir el orden y las garantías jurídicas.  El famoso Marrano tuvo que salir huyendo para Panamá, el vicepresidente Espina Salguero fue nombrado presidente de la república por un día, al ser entrevistado por la prensa decía que tuvo que dejar el poder porque molestaban mucho a su hija en el colegio.  Las cosas paradójicas del país, estando en la casa de refugio seguíamos los acontecimientos que se estaban desarrollando en Guatemala.  El movimiento social encabezado por Rigoberta Menchú, el procurador de los Derechos Humanos Ramiro De León Carpio fue nombrado presidente interino y convoco a una asamblea Nacional para restituir las garantías constitucionales.  En este periodo de la historia guatemalteca nosotros estábamos indecisos al siguiente paso, estábamos en la encrucijada de quedarnos o regresar al país.  A los cuatro días finalmente se apareció el Canche uno de los contactos y nos hizo ver lo difícil que sería para nosotros declararnos refugiados  políticos, nos hizo ver de que el momento por el que pasaba el movimiento no era muy bueno  y que irnos al D.F. iba a  ser muy complicado.  La reunión fue muy importante pues nos daba una idea real y concreta de nuestra situación.  Al irse el contacto hablamos con Yoly y decidimos arriesgarnos regresar al país aprovechado de que el golpe de estado ya se había resuelto.  El sábado por la tarde empezamos a empacar.  El retorno al país estaba complicado pues habíamos pasado al otro lado con un pase especial de 72 horas que ya se había vencido.  Entonces el regreso sonaba muy difícil y complicado.  Pensamos una posibilidad de regreso y ésta era la opción de pasar como hacen los mojados, o sea abandonar parte del equipaje y cruzarnos en las balsas improvisadas con neumáticos.  Idea muy arriesgada y peligrosa.  El domingo al medio día estábamos afinando la estrategia.  Los dos adultos estamos muy nerviosos  y angustiados por el peligro que representaba para los niños y para mí también la seguridad de Yoly.  Teníamos una ventana que nos comunicaba con el mundo exterior.  En un momento de silencio vimos aparecerse un taxi.  Yoly se asustó cuando grité  MI MAMA.  Si, eran mis papás que con la dirección que les había dado Fredy contrataron un taxi para ir a buscarnos.  Les explicamos nuestra situación, y mi madrecita con su mirada que delataba una solución nos dijo que si queríamos podríamos regresar con ellos.  Les explicamos el problema a mis papás, mi mamá se sonrió y nos dijo.   _No se preocupen y pongan el equipaje en el baúl del taxi y nos vamos.  Luego de poner las cosas en el taxi nos fuimos rumbo a la frontera.  Enseñamos nuestras cédulas de vecindad y mis papás enseñaros sus documentos, y listos, pasamos de nuevo a Guatemala.  En el restaurante donde comimos esa tarde durante la espera del autobús que nos llevaría a la capital, mi mamá nos explicó que cuando iban a buscarnos un mi ex alumno le pregunto de que a donde iban, ella le comentó la situación que estábamos pasando y él le respondió  --No se preocupe doña Florecita aquí está el pase sellado para que su hijo y familia regresen sin problemas.   Lo único que le pido es que no le diga a nadie quien le dio el pase, pues como Ud. Sabe me podría perjudicar mucho.  Así fue  pues mi madre hasta hace pocos años me reveló el nombre del amigo.  Cuando le preguntamos a mis papás sobre la decisión de ir por nosotros, nos explicaron de que Fredy les había comentado de que era importante de que nos visitaran, además, mis papás ya habían ido a la embajada canadiense para indagar sobre el estado de la solicitud de la visa y de nuestra posible venida a este país, uno de los empleados le había dicho de que si estábamos en México las cosas se habían complicado  más todavía, pues al estar en México podíamos acogernos al refugio político allí o solicitar de nuevo la entrada a Canadá en la embajada en México.  Esto se veía muy difícil pues sin trabajo y recursos iba a ser muy complicado para nosotros.   Cuando estábamos hablando de este asunto se asomó el autobús que nos llevaría a la capital.  Me puse un suéter sobre la cabeza, pretendiendo estar enfermo.  Me senté sobre la grada a un lado del piloto y me tocó sufrir el gran calor.  Salimos de la terminal de buses de Malacatán San Marcos a las 6 de la tarde y llegamos a la terminal de la capital a las 11 de la noche.  Cuando llegamos unas personas de una abarrotería nos dijeron que nos entráramos a la tienda, pues en ese lugar asaltaban y habían asesinado a muchas personas.   La señora nos prestó un teléfono para llamar a tío Marito para que nos fuera a recoger y llevarnos a su casa.  Llegó también tío Isauro pues como éramos muchos nos dividimos y a nosotros con Yoly y los niños nos fuimos a la casa de tío Marito donde tuve refugio hasta la salida del país, en tanto Yoly y los niños regresaron el siguiente día con mis papás a Quetzaltenango.  Hijoles.  El tiempo vuela, son las 4 y 30 de la mañana y debo de dejar esta historia hasta aquí, pues necesito un descanso. 

Animo, ahora que escribo esto me doy cuenta las maravillas de Dios, pues  los asesinos querían verme aniquilado y derrotado; pero, aún con la enfermedad y el hecho de estar lejos.   Les confieso que no estoy triste ni derrotado.  Creo que mi venganza consiste en ayudar a los demás.  La sonrisa de los desamparados, el amor de Dios, el amor de Yoly, Daniel y Flor de María y el apoyo, solidaridad, hermandad y amistad de tanta gente me hacen resistir, y cuando me toque partir me iré viendo en horizonte, en lugar de verme los zapatos.  Creo que la vida si que vale la pena!

Los amo,

Roberto./Titin, Robert/




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