Los que mueren por la vida; no pueden llamarse muertos
(de un cantautor del cancionero popular Latinoamericano.)
Un rayo de sombra…
Nos arrancó tu paso por este mundo
De humanidad ingrata;
Que a pausas se mata
Y se autodestruye…
Con pasión mezquina
Y odio furibundo.
Fuiste de la casta de los inmortales:
De Hunahpú e Ixbalanqué…
Y de los personajes mitológicos…
del Popolvuh ; del Chilam Balam y del Rabinal Achi…
de Roque Dalton; Otto René Castillo…
Y de todos los herederos
Y descendientes orgullos@s…
De la gran familia Maya-Quiché.
Naciste bajo la luz de Xelajú…
Como un vástago creciente
Y te despides lejos de tu sol;
De tu tierra con olor a lluvia primaveral…
De tu luna reluciente…
Y de tus estrellas incandescentes…
Como el candil campesino…
Bajo la oscura y lúgubre noche…
O como el Atitlán en ciernes…
Iluminando tus lagos y valles…
Como acuarelas de luz…
Dispersas en el horizonte.
Ahí: en el seno familiar; aprendiste a amar a los tuyos…
Para después amar a los demás…
En tu paso de chiquillo con tu cruz a cuestas…
Luchaste mar adentro y rio arriba…
Contra las mitológicas serpientes del mal,..
Hiedras de mil cabezas y fieras salvajes…
Siempre saboreando del mal ajeno…
Y hendiendo sus colmillos ingratos…
Hartos de odio y de veneno…
Siempre marchitando los jardines primaverales…
A su paso por la ingrata senda del mal…
De la traición artera…
Y de la calumnia ingrata
Que no remata…
Pero a pausas mata…
Sobreviviste las edades de tu raza…
Por siglos inmemoriales…
Y los crudos inviernos del norte…
Como bravo capitán de navío…
Rompiendo las olas del odio…
La doblez y la mentira…
El fingimiento y el oportunismo…
La guerra y las masacres campesinas…
Y el asesinato a mansalva:
De tu siempre querido y recordado hermano…
Cruzaste las milpas y los arrozales…
Abonados con sangre campesina…
Roja como los atardeceres…
Y acusaste con tu voz ronca y bravía…
De defensor de los derechos humanos…
A los cobardes que a mansalva:
Segaron su vida de cordero manso.
Te enardeciste hasta la saciedad:
Contra el asalto a embajadas y la destrucción de aldeas pacificas…
Con saldos solo comparables a los de Vietnam…
Y el infierno en que los chacales…
Incineraron a Vicente Menchú…
Aunque por ambiciones arteras…
Su propia gente lo quiera ignorar…
Tu posición fue siempre la del roble erguido…
Y del quebracho eterno y sempiterno…
Siempre resistente a las corrupciones del tiempo…
Y a las plagas malditas y perniciosas…
Que eternamente nos rodean por doquier
Y que horadan la corteza de los pusilánimes…
Pero nunca el corazón de los valientes.
Te veo aún con la mano izquierda…
Alzada en un nudo de protesta y símbolo de poder popular…
Sin pancartas ni slogans o símbolos de fondo…
Porque siempre odiaste el partidismo…
Y las estructuras institucionales del poder…
Del estado o sus representantes…
Con títulos y protocolos rimbombantes…
Fuiste semilla de cambio y luchaste por él…
Con la terquedad del necio y la rebeldía del cimarrón…
Eres sobreviviente… (Como todos nosotros);
¿Los que continuamos de este lado…?
De más de cinco siglos de injusticia…
De odio…desprecio y marginación…
Que siempre luchaste por cambiar…y erradicar...
A través de puentes de consenso… y no de claudicación…
A través de la justicia y el intercambio de la semilla bendita…
Que alegra nuestros amaneceres… y nos devuelve a la vida…
De nuevos días con sus alegrías…amores...desamores y avatares.
Luchaste por educar en la acción… creando puntos de encuentro…
Y combatiendo el chovinismo y la cobardía de los que erigen muros y fronteras…
Para convertirnos en parcelas imperiales…
O traspatios de fincas y ranchos feudales.
Nunca jugaste a cartas escondidas o a gallos tapados…
Ni a dobleces hipócritas y mojigatas…
Como el Che siempre pensaste en el hombre nuevo…
Semilla de paz, concordia y redención humana.
Te mantuviste siempre alto y erguido…
Luchando a brazo partido y de pie…
Sin arrastrarte como los reptiles…
Sin escatimar esfuerzos y peligros,
Desechando torvos instintos y fútiles vanidades…
Eternos y proverbiales males de nuestra raza mestiza y ladina…
Y atávicas herencias de nuestros colonizadores…de ayer...de mañana y de siempre…
A fin de mantenernos eternamente, como bolsas de perros y gatos…
Más divididos que las arenas del mar y las estrellas del cielo…
Que sin tener sentidos ni uso de razón; al menos viven y conviven juntas…
En las riveras de los mares y en los espacios siderales…
Bajo un orden de respeto y de armonía cuasi divina…
Nunca temiste a las tinieblas… a las sombras y a los males de nuestro tiempo…
Ni al TLC… a los fantasmas atómicos… a las bombas de hidrógeno y a las balas de plomo…
Que a veces no matan el corazón; pero si el alma…
De civiles, recién nacidos, mujeres y ancianos indefensos…
Igual que el hambre que abate a nuestro planeta…
Mientras los precios son alzados por los monopolios y los poderosos…
Nunca supe que temieras tampoco…….
Al imperio gobernado por un negro bajo la férula de los blancos…
Porque Tú nunca luchaste criminalmente por la socialdemocracia o por reformas.
Todo cambió para ti como dijera la negra Mercedes…
Y seguirá cambiando mientras haya Robertos…
Lo que nunca cambiará es el amor por los pobres…
Ni tu sed de justicia universal y pronta…
Sin valladares ni fronteras mezquinas…
Que degradan a la especie humana.
Como yo mismo me enorgullezco de ello…
Viviste intensamente las jornadas del Che…
Las grandezas de Fidel y la Revolución Cubana…
Las esperanzas fallidas de las revoluciones Centroamericanas… y Latinoamericanas…
La gran cruzada de Chávez; de Evo y de Correa…
El dolor de la pérdida del padre Camilo Torres y del arzobispo Romero…
Ejemplos de entrega y de amor por los sin voz…
Que siempre estuvieron presentes en tu sala de espera
Y en los espacios y recintos donde te alojaste para mientras partías.
Fuimos testigos mudos de la era de los Beatles…
Con sus protestas y cabellos largos…
Y de las locuras revolucionarias de John Lenon…
Y su pasión por la paz…luchando contra la guerra del Vietnam.
Tarareamos las canciones del rock and roll…
Aunque no superamos exactamente que decían...
Amamos la música de Silvio y Pablo…
de Daniel, los Guaraguao y Mercedes Sosa…y de Violeta Parra.
Nos conmovió la muerte atroz de Víctor Jara,
La canción triste y pampeana de Atahualpa…
La grandeza poética de Tejada Gómez…de Neruda…Pellicer y José Hernández…
La polifonía magistral del Quinteto Tiempo
Y la firmeza de Alí Primera.
Fuimos cómplices del gusto por Juan Manuel Serrat, y José Luis Perales…
De los Mejía Godoy en sus mejores tiempos…
Vivimos las jornadas de solidaridad con Amparo Ochoa y Gabino Palomares…
Los folkloristas de México y los cantautores de nuestras tierras…
Artistas de pueblos valientes y recios…aunque parezcan mansos…
Que consagraron su alma de creadores a las nobles causas.
Recuerdo la magistral canción de Silvio y Pablo llamada: Yolanda…
Que siempre personificaste en tu querida y amada esposa y compañera…
Y a quien se la dedicaste en innumerables veces…
Como símbolo de amor y gratitud por ella…
Y por ser la madre de tus queridos hijos…
Vivimos un mundo muy especial… de esperanzas y utopías…
Hasta que vino la caída del muro para edificar otro más gigantesco…
Presenciamos atónitos el derrumbe del bloque…
Para edificar otro más cerrado y chico con sus nefastas injusticias…
Y manipulaciones informáticas…
Vimos el nacimiento de la agricultura transgénica
Y la muerte de la agricultura tradicional…
Las consecuencias del calentamiento global y la desertificación del planeta.
Querido, estimado, camarada, amigo y hermano Roberto:
No te declaramos muerto aunque seas el rayo de luz que pasó fugaz…
Tu lumbre continuara iluminando prados y jardines por doquier…
Sin que nadie pueda parar la utopía por un mundo mejor y posible…
Donde Juan no se avergüence de su nombre…y apellido…
Ni Pedro de su aldea, su machete y su jornal…
Juntos aprendimos a construir el amor donde priva el odio y la mezquindad…
Y juntos saciaremos a nuestras generaciones…
Con el pan de la justicia y el vino de la verdad:
Porque juntos aprendimos el amor de los que nunca mueren;
Es decir; el amor inmortal que nos une y nos congrega en comunión…
Juntos marchamos aunque a veces solitos…
Y peleando por nuestras nimiedades…
Hendiendo la adarga justiciera de don quijote…
Bajo las sabias diatribas de su escudero…
Gordito y chaparro como nuestra raza…
Haciendo alarde de su sabiduría dicharachera…
Como la que nos heredaron Cheringa y Makondo…
Exploración y gozo de nuestra lengua y sus acentos populares…
Eso hicimos; eso somos
Porque eso nos indica la cultura atávica de nuestros antepasados
Y de nuestros abuelos milenarios…
Chamanes del tiempo y de las glorias eternas…
De quienes tuvieron el privilegio de hablar con los dioses…
Para conducir a la especie humana por sendas diferentes
A las herencias del consumismo, la contaminación y la basura…
O los desechos que inundan nuestras ciudades.
Y eso sin hablar de los desechos químicos y nucleares…
No se puede vivir sin portar en alto…….tus estandartes…
Ni sin cantar los estribillos y los versos sabios…
De quienes nos antecedieron en la lucha necia…
Con la alegría de sus vidas y sus historias colectivas…
Sus refranes y sus leyendas más antiguas que las rocas…
Y las soberbias montañas que adornan nuestros campos en el horizonte…
Sabía herencia de ancianos vencedores…
Y de personajes mitológicos sobreviviendo al tiempo…
Al viento y a las tempestades de la vida…
Como gallardos de la lucha terca…
Por un mundo…no perfecto; pero al menos:
Habitable…convivible y sempiterno.
Compañero, amigo y camarada Roberto:
Te saludamos no con un minuto de silencio sino con un minuto de aplausos cerrados
Que hagan retumbar esta sala con la fuerza y el furor de nuestros volcanes…
Porque nos embarga; no la tristeza; sino la grande y sabia alegría de tu ejemplo.
Tu sonrisa franca nos ilumina y nos conduce por la senda del futuro
Y tu mano cerrada por los avatares de la lucha y la resistencia tenaz…
Hasta que esto cambie…porque como dice la canción del Quinteto Tiempo que tanto amabas:
¡ ¡El que no cambia todo; no cambia nada!!
Fraternalmente y en solidaridad eterna…
Tu amigo, hermano y camarada de siempre:
Manuel Magaña.
Ottawa, 20 de febrero del 2011 :4:am
E-mail: maganamanuel@gmail.com