La solemnidad de
este fin de tarde
De nieve y premonitoria
penumbra
calma mi espíritu
También
anuncia la inevitable noche
con la danza arcana
de nuestra abuela Luna (Mama Paxsi)
y determina
paradójica y cósmica
la salida del nuevo sol (Tayta Inti)
Un amanecer prístino
y siempre fugitivo
huyendo desde que
se llega a la vida.
Un pasaje breve,
que tiene como objeto inequívoco
destinarnos a la semilla;
desde que nos abrimos
a estos pasajeros y huidizos tránsitos.
…
Los segundos se desatan incontenibles
y siento tu presencia profunda
hermano,
en el círculo pesado de mi vida.
Hermano, sí.
Compañero, claro!
Roberto
Roberto Miranda
Tito Rana Ronron
Activista y albor
sindicalista, padre
revolucionario, esposo
compañero, compañero
maestro, humilde humano
guía, proletario
activista, hermano,
sí
Son sólo algunos de los roles
con los que cruzaste nuestras vidas
son las relaciones
mediante las cuales
nos enseñaste, nos guiaste,
nos mostraste el camino de sonrisas y lucha.
Son las enormes vidas que viviste,
sólo algunas…
Ahora que,
en el umbral cíclico,
de las vidas,
te preparas con curioso coraje
con tierna certidumbre
pleno de elocuentes silencios
tu gran espíritu
ya resplandece humilde y diáfano
¡Gran Maestro!
Marchas,
guatemalteco rubicundo,
a cotejar los ciclos aprendidos
en la danza mágica y arcana
de tu espíritu
en los nuestros.
La tarde hace un alto
en su desaforado develarse
y me permite
mirarte con el corazón.
Te palpito vital, necesario y alegre,
Claro y elocuente.
Mientras que tu lozano espíritu
de colibrí y quetzal,
indoblegable y estoico hasta el llanto,
se me fija en la vida,
móvil,
siempre móvil,
fluyendo incontenible
en la danza primordial
de nuestros ancestros
y aquellas y aquellos que nos siguen
Roberto, hermano
te plantas sólido y hermoso
como anuncio anticipado
de mi propio fin de ciclo.
Eres mi espejo
mi vía paralela y complementaria
inevitable y consuetudinario.
Sí, ya lo se
Nunca necesitamos decírnoslo o callárnoslo
que son dos formas opuestas y complementarias
de anunciarme
mi propia humanidad,
desde la luz inicial
de la tuya propia.
Se que estarás justo ahí
donde te necesito
cuando, como vos,
lúdico y solemne
me toque buscarte
para que me guíes, otra vez,
por las diáfanas luces acumuladas.
…
Mientras,
en el interludio forzado
de mi espera,
¿Qué hago
con tu alegría rotunda?
¿con la memoria de tu cuerpo dolido?
¿Cómo entiendo
tu estampa de héroe fortuito?
¿Cómo interpreto
tu incontenible calma,
que es continua presencia?
¿Cómo hago ahora para entender
tu mirada pulcra y escrupulosa?
Todo
se desliza en la tarde, esta tarde.
La nieve ajena
que cae irredenta, forastera,
me lleva mágica a sostenerte en mi alma
compañero hermano,
hermano compañero.
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